BALANDOR, Los Pilares de Dulya
La llegada de muchos nuevos habitantes a la villa de Balandor, implicó que pronto comenzaron a sellar acuerdos entre ellos, viendo necesaria la formación de gremios, a imagen y semejanza de los grandes gremios de Dulya. La guardia repartió las ordenanzas del Gran Duque sobre la formación de gremios y las leyes del lugar. Sólo podemos decir que si unas tuvieron poco éxito, las otras aún menos… Mucha gente observaba con cierta desconfianza al grupo de religiosos que predicaban la palabra de la Iglesia reformada de Hestus; aunque parte de la población se quedó mucho más tranquila al ver que así mismo había un grupo de Veneradores que parecían llevar su adoración al Gran Duque por encima de todas las cosas.
Para tranquilizar a la población se reforzó la guardia de Balandor y comenzaron las labores de recolección y preparación. Algunas almas emprendedoras dieron un paso más allá… Se persiguió a los pixies del bosque para conseguir su preciado polvo. Algún emprendedor abrió el primer prostíbulo de Balandor. Los más aguerridos exploradores e investigadores descubrieron unas apariciones fantasmales en una casa en ruinas; así como una especie de puerta extraña grabada en la piedra, que los más imaginativos achacaron a la existencia de un portal. Unos alegres excursionistas encontraron una barca semioculta en el lago y decidieron destrozarla “por si acaso” y, aprovechando la oscuridad alguien se infiltró en la vetusta biblioteca del difunto Gandolf forzando su cerradura.
Con el sol del nuevo día los más trabajadores comenzaron la construcción de lo que en el futuro iban a ser los grandes edificios de Balandor. Otros dieron comienzo a los trámites para crear un consejo ciudadano, mientras que los menos preocupados empezaron a maniobrar para estar en buena posición de salida cuando éste se fuera a formar.
Parte de los recolectores encuentran extraños gusanos en el río, llegando al extremo de que unos alquimistas se quedan un ejemplar y lo mantienen vivo. Varios practicantes de la magia investigan activamente sobre la vida y obra de Azthan el frío y llegan a la conclusión de que la extraña puerta grabada en piedra es un portal mágico que está estropeado, y decide iniciar la investigación para restaurarlo.
La presión de diferentes eruditos y aventureros hace que la guardia finalmente conceda acceso a la biblioteca, sólo para descubrir que muchos documentos faltan o han sido recientemente manipulados. Por otro lado, algunas personas comienzan a investigar en profundidad las minas, buscando planos y testimonios de antes del incendio que destruyó el pueblo.
Mientras que los seguidores de Hestus reformado se ponen al servicio de la guardia y las gentes de Balandor, los Adoradores también se ponen al servicio de la guardia para reforzar la ley. Se llevan a cabo procesiones por Balandor y hay cierto aire de enfrentamiento religioso.
Los gremios empiezan a adaptarse a la normativa Dulya y la incipiente prostitución en el pueblo crece en popularidad.
Esa misma tarde el altar de los Veneradores arde pasto de las llamas y los seguidores de Hestus reformado consiguen atajar un conato de incendio en su altar. Se inician sendas investigaciones para depurar responsabilidades y buscar culpables. Se lleva a cabo un esfuerzo unificado entre ambos grupos religiosos con apoyo de magos del lugar para investigar los ataques religiosos y mantener la paz social.
Los esfuerzos de un lingüista permiten alcanzar nuevas conclusiones en la investigación del posible portal de la casa de Azthan el frío.
Se alza un gran revuelo cuando investigadores confirman la existencia de una antigua ceca de acuñación de moneda en el pueblo y que es posible que durante el gran incendio se ocultase el dinero, el oro y la plata en alguna galería de las minas. Se buscan desesperadamente mineros para participar en la investigación.
Mientras tanto, la llegada del chambelán del burgomaestre desencadena una frenética acción diplomática para recaudar los impuestos, formar un consejo ciudadano y regularizar los gremios.
La investigación sobre los misteriosos gusanos continúa y va dando sus frutos. La gente advierte sobre la existencia de esta peligrosa plaga, familia del horadador dulyo, y su posible vínculo con la ruina de la anterior población.
Las fuerzas vivas de Balandor inician una campaña de erradicación de los nidos de este peligroso ser y sólo se deja un ejemplar vivo, aunque adormecido y pacificado mediante alquimia. Será conocido como Chucrut.
Un nuevo incendio se desata reduciendo a cenizas el recién estrenado prostíbulo del pueblo, aunque es reconstruido en un tiempo récord.
Se inculpa de este suceso a un viejo enano loco que tenía la habilidad de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Un desencuentro con la ley, la irritabilidad reinante en el lugar y las ganas de buscar un cabeza de nocte acaban cristalizando en la ejecución sumaria del anciano.
A raíz de este y otros incidentes se reorganiza y refuerza la guardia, dado el evidente estado de agitación en el lugar. Este refuerzo se realiza justo a tiempo para la llegada del burgomaestre, uno de los primos de la Mano del Gran Duque. Este pide que se presente ante él el consejo ciudadano, que en esos momento no estaba formado. Solicita que se le entreguen los impuestos, cuyas cuentas no estaban completas y exige conocer a los maestros gremiales, descubriendo que muchos han decidido sortear las estrictas regulaciones dulyas y han formado gremios y universidades “libres”; con el consiguiente disgusto por su parte.
Las investigaciones sobre los diferentes casos de desaparecidos comienzan a dar sus frutos. Algunos desaparecidos se descubre que han huido o se han trasladado. Otros menos afortunados son descubiertos sin vida. Los investigadores apuntan a una oscura trama de accidentes o asesinatos alquímicos. Los procedimientos continúan…
Con la caída de la noche los acontecimientos se suceden rápidamente, sembrando el caos en Balandor.
Las apariciones son identificadas como el fantasma de Kakrad Nerr, el reputadísimo poeta dulyo. Se prepara una heroica expedición militarizada, con aventureros armados hasta los dientes para adentrarse en las minas, pero esto choca con las recomendaciones de los mineros, que han visitado la angosta y penosa galería donde supuestamente está oculto el valioso material de la antigua ceca. Un grupo de aventureros se arrastra por la húmeda, inestable, estrecha y semiderruida galería en deplorables condiciones para finalmente alcanzar una zona firmemente apuntalada donde encuentran el tesoro. Aquí comienza la discusión sobre la propiedad de este dineral. Casi a la vez, una reunión de magos de diferentes orígenes decide unificar esfuerzos para solventar mediante un ritual alguno de los acuciantes problemas del pueblo.
La población, apabullada por los acontecimientos no descubre a un grupo de contrabandistas que atraviesan el pueblo y, cuando llegan a su barca en el lago, descubren que alguien la ha destrozado. Vuelven a la taberna y ponen un cartel ofreciendo una recompensa.
Los recolectores de polvo de pixie se llevan una desagradable sorpresa. Por lo visto el pueblo pixie, harto de los abusos a los suyos, envía guerreros fuertemente armados que protagonizan una escaramuza con múltiples guardias y voluntarios de Balandor. Los heridos se suceden por ambos bandos y los pixies acaban retirándose de nuevo al bosque.
Durante esta noche se captura a los supuestos autores de los incendios del lugar. Estos mueren en su celda por su propia mano, antes que afrontar un calvario de torturas, pero las malas lenguas hablan de que los asesinaron para evitarse el juicio.
El nuevo día trae consigo el descubrimiento de un sótano oculto en la casa de Kakrad Nerr, donde se encuentran sus restos mortales y su última gran obra.
Los gremios se reorganizan y el consejo ciudadano cumple los requisitos exigidos por el burgomaestre. Durante la puesta en claro de estos temas comienza a aflorar la profusión de documentos falsificados, con la consiguiente «supuesta» sorpresa de los interesados. Bajo manga continúa la pugna por controlar los bajos fondos de la ciudad. Tras muchas deliberaciones en lugar de organizar un partido de Futcol se deciden a organizar un encuentro del tradicional Colquemada, que genera bastante expectación en el pueblo, aunque perjudica al negocio oscuro de más de uno.
El paso de la comitiva de la Mano revoluciona a la población, que olvida sus diferencias y sale a presentarle sus respetos. Detrás de las bambalinas la guardia, con el apoyo de ambos grupos religiosos, mantiene una férrea vigilancia asegurando que los rumores sobre un posible intento de asesinato a la Mano se queden en eso, rumores.